lunes, 31 de marzo de 2008

Estilo es, ante todo, educación

JOSÉ LUIS CABRERA




José Luis Cabrera es un andaluz nacido en Casablanca (Marruecos). Funcionario, historiador, genealogista, y católico de misa en latín. Es presidente de la Asociación de Amigos del Cementerio de San Miguel, y Director de la colección de libros Consulado del Mar. Ha participado en la redacción del proyecto de Plan Estratégico para la Costa del Sol Occidental. Es coautor de los libros El valor de una ilustrada: María Rosa de Gálvez, e Ilustradores del Pop, autor de numerosos artículos y de varios trabajos en formato web.

La mirada inteligente de José Luis es la que le permite ser él mismo con independencia del entorno. Inteligencia, sensibilidad y conocimiento le llevan a protagonizar iniciativas como http://www.unavocemalaga.com/, lugar en el que resalta la importancia de la supervivencia del latín y del ritual tradicional de la misa.

Esta iniciativa quizás no sea bien comprendida en nuestros días, pero figuras de la talla de María Zambrano, Robert Graves, Borges, Evelyn Waugh, Andrés Segovia y Salvador de Madariaga entre otros muchos más, la reclamaron como parte esencial de nuestro patrimonio cultural y espiritual en un escrito presentado a Pablo VI en el año 1971.

Sólo un exquisito (me parece cursi la palabra, pero no encuentro otra manera de decir) puede mostrar interés por temas como el cementerio de San Miguel o la misa tradicional. Elegancia y estilo. Y valor. Que hace falta hoy en día para enfrentarse a un mundo cada vez más estereotipado.



¿Qué es el estilo?

Poder adaptarse a cualquier interlocutor, y estar con la misma naturalidad en un bar de punkies que en un sitio exclusivo. Un ingrediente básico es tener educación, y la educación consiste en no ser desagradable con los demás; estoy de acuerdo con quien dijo que el grado supremo de la educación es la santidad. Se puede aprender, pero si no has sido bien educado de niño, la cosa se complica, porque en el fondo somos monos de imitación. Luego hay personas que están agraciadas con una elegancia innata, que es un don. Ya lo dijo Baudelaire hablando del dandismo: “no lo da la cuna, ni el dinero, ni la formación: es un don celeste”.


¿Tiene alguna anécdota sobre esta cuestión?


La mayor muestra de respeto y educación rígida que he visto, la viví en mi casa. Tres amigas de mi familia –que eran hermanas entre sí, solteras y mayores– vinieron a darnos el pésame por la muerte de mi abuelo. Las señoritas De Lara, con sus trajes sastre, sus collares y sus bolsos elegantemente anticuados. Les ofrecimos un café, pero se negaron amablemente. Pasado un rato, cuando se les insistió para que tomaran algo, se pusieron en pie como movidas por un resorte y se despidieron. Lo entendí: su educación les impedía causar molestias en una visita de pésame; pero negarse al café por segunda vez y prolongar la visita les parecía desairarnos. No les quedaba otra que marcharse. Esa esclavitud a las formas me pareció preciosa en los tiempos que corren.


Pero la carencia de formas también puede ser genial. Como una conversación a voces entre dos mujeres, a la que asistí en un autobús de línea de Málaga:


- Me bajo en esta parada, que voy a comprarme unas bragas de Agatha Christie...

- Será de Agatha Ruiz de la Prada…
- Ay… ¡yo que se!.



¿Qué no es estilo?


Desde luego el estilo no son los mamarrachos que salen en la televisión diciendo lo que está de moda y cómo debemos comportarnos. Ni tantos impresentables cada día más numerosos: padres que quieren pegarle a un profesor por haber regañado a su hijo. O fulanos que cruzan en mitad de una misa delante del altar mascando chicle… qué se puede esperar de eso. La Madre Teresa de Calcuta decía que la calamidad más grande que existe hoy en el mundo es que los católicos reciban la comunión en la mano; parece una frivolidad, pero tenía toda la razón. Si hemos tirado por la borda toda una reverencia a lo sagrado conformada durante siglos, imagínese en lo demás.

¿Cómo explicaría Andalucía?


Mi tío lejano, Ángel Ganivet, el gran ideólogo granadino del siglo XIX, le escribió a Unamuno: “Andalucía no existe políticamente; para empezar la Alta y la Baja Andalucía no tienen nada que ver”. Sin ser tan radical, me preocupa que se busquen conceptos de identidad tópicos. Yo soy andaluz puro, mis 16 tatarabuelos lo eran, y soy rubio, de ojos azules y no me gustan la feria, ni el Rocío, ni el compadreo.
Ahora en toda España nos conocen por unas comparsas de carnaval bastante zafias. Sin embargo, mi abuelo materno que era de Vélez-Blanco (Almería), recordaba que antes de la guerra el carnaval de ese pueblo consistía en vestirse con las ropas antiguas de los antepasados que conservaban en los arcones. Por eso no estoy de acuerdo en fabricar una identidad colectiva, sino en recuperar lo genuino de los diferentes lugares de Andalucía.


¿Qué mejoraría?


Me preocupa la destrucción del paisaje. La masificación de las construcciones y la moda fea de paseos marítimos que ha destruido todo el litoral. Casi se puede recorrer toda la costa española sin salir del mismo horrendo paseo marítimo. Dinamitaría los paseos marítimos y dejaría que el mar volviera a definir el paisaje. También me da pena la destrucción del patrimonio y de la arquitectura popular, que es imparable, sobre todo en los pueblos. En mi opinión, la gestión del urbanismo debería ser retirada a los ayuntamientos; no es sano que asuntos que mueven tanto dinero se diluciden en ámbitos locales.

Si quieren saber más sobre él visiten

http://www.cementeriosanmiguel.com/.

Bueno, esto último es un disparate pero ya está escrito.

Para la conservación del ritual de la misa

http://www.unavocemalaga.com/

Para leer el documento de petición a Pablo VI que escribieron los intelectuales:

http://www.panodigital.com/liturgia/la_lista_agatha_christie_o_el_primer_indulto_a_la_misa_tridentina




10 comentarios:

Auro Murciano dijo...

no soy muy participe de muchas cosas
pero la elegancia y el saber estar de este señor me alucina en esta epoca

una infiltrada dijo...

Pues sí, Auro, se puede participar o no de la opinión de otras personas, pero como dice María Eloy, cualquiera es una minoría rabiosa.
Un beso

CB dijo...

No puedo estar más de acuerdo: la misa en latín y con el cura de espaldas. La misa romana tradicional es una verdadera joya ¿se puede pedir su declaración como patrimonio de la humanidad?.
Enhorabuena por el blog y saludos de un andaluz de Jaén.

ChicTooChic dijo...

Dos dias llevo tratando saber que es lo que opino....
Ironia o realidad???

Marta dijo...

Una gran entrevista, otra vez m�s. Sabes que me estoy haciendo adicta y promulgo este blog por donde vaya!!!!. Me gusta, su valor, y la seguridad con la que defiende sus creencias y principios. Y si, por fin se habla de educaci�n. En un mundo en el que se est�n perdiendo entre otras muchas cosas, las formas, me parece cuanto menos un ingrediente necesario. Besos y abrazos, Lu

Beatriz dijo...

Menudo descubrimiento casual tan estupendo! hoy en dia es tan raro encontrar defensores de la buena educacion y el buen gusto que hasta em ha chocado! Y la entrada actual referente a la defensa de la misa tridentina me entusiasma. A pesar de ser joven he podido disfrutar en muchas ocasiones de la misa en latín y es una delicia (tema complejo para un pequeño comentario) pero en cualquier caso, enhorabuena. Ahora mismo pienso darme un "largo paseo" por el blog.
Un saludo

una infiltrada dijo...

Para el señor Chic Too Chic
He recibido varios correos en la línea de tu comentario. El más claro es uno que me pregunta: Sra Infiltrada, lo que dice José Luis Cabrera ¿es antiguo? ¿es moderno?
En un primer momento, y visto el desconcierto que provocaba en algunos, estuve por proponer a José Luis otra entrevista en tono didáctico, pero creo que es mucho más interesante dejarlo como está. Es interesante pensar por cuenta propia.
Un beso Sr. Chic.

una infiltrada dijo...

Hola Lu, gracias por divulgar el blog. Me encantan tus tocados. Tienen estilo.

una infiltrada dijo...

Bienvenida Beatriz,celebro que te guste. Esperamos tus comentarios

una infiltrada dijo...

Baglife, dejé un comentario en tu página. Muy elegante, por cierto. Toda una filosofía del bolso